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jueves, 13 de julio de 2017

'Los siete magníficos', metralleta


Magníficos se presuponían los miembros de un equipo que pretendía acallar, con calidad, los lloriqueos de aquellos que braman en pos de la originalidad. Un director probado como Antoine Fuqua - ‘Training Day’ (2001) - al frente de un guión firmado a dos manos por Richard Wenk - ‘Los Mercenarios 2’ - y el filosófico Nic Pizzolatto - ‘True Detective’ -, orquestado musicalmente por el mítico James Horner e interpretado por Denzel Washington, Chris Patt o Ethan Hawke entre otros, hacían creer en tal posibilidad. Sin embargo lo que podría haber escupido un western notabilísimo- remake o no mediante -, se queda en un gargajo contenido, moderadamente aceptable pero lejos de esa viscosidad necesaria para quedarse pegado a la madera, y al espectador.

El primer magnífico en descabalgar es el firmante de un libreto que nada contiene de aquello que le repercutió cierta fama. Obviando ciertos saltos de fe impuestos como el incoherente uso de la ametralladora en el asalto final, donde Nic Pizzolatto - junto a Richard Wenk - fracasa realmente es en la inexistente construcción de los personajes. Se prefiere apostar por lo estrafalario potenciando las variopintas habilidades de cada uno en lugar de esbozar, de donde pueden provenir esas individualidades. Construyendo así una banda de arquetipos molones pero muy poco interesantes.


Ni siquiera su protagonista, ya que a pesar del siete en el título por intención y peso sólo parece existir uno, consigue trasmitir algo. En parte debido a la deficiencia de otro de los presuntos magníficos. Hace tiempo que Denzel Washington parece aprenderse únicamente el guión y no el papel, anclado en ofrecer el mismo matiz siempre. Ese tipo arrogante, dominador de la situación aún a pesar de arrastrar una gran carga detrás. Ethan Hawke hace lo que puede con un personaje que va y viene sin sentido alguno - literalmente hablando incluso -, y Chris Patt disfruta, es el único que parece aceptar el chiste del que forma parte y se le nota cómodo, carismático.

El resto de personajes no tienen mayor razón de ser que la de realzar una supuesta integridad racial, ignorando aquello - mucho más interesante - de como un grupo de rufianes sin rumbo recuperan su integridad uniéndose por una misma causa. Antoine Fuqua no sabe darle entidad tampoco a la historia pero consigue entretener durante sus más de dos horas de duración, gracias a un ritmo adecuado y una correcta solvencia técnica. Sin embargo en el terreno de la acción, donde debería ser magnífico, no llega en ningún momento a realizar nada memorable. Siendo incapaz de alcanzar esa épica por medio del valor tan característica de todo buen western.


No ayuda tampoco a lograr esa emoción necesaria la decisión de no incorporar de manera mucho más notable la banda sonora original. Una decisión inefectiva, impopular y poco comercial dado que, podría decirse sencillo encontrar a quien no conozca ‘Los siete samuráis (1954)’ de Kurosawa o ‘Los siete magníficos (1960)’ de John Sturges, pero difícilmente habrá quien no lo goce y reconozca los acordes que compuso Elmer Bernstein para esta última. Por si no fuera handicap suficiente, la obra póstuma del tristemente fallecido James Horner no termina de cuajar y recuerda demasiado a trabajos suyos anteriores. Hay momentos en los que uno cree que va a aparecer el caballo de Troya.

En definitiva un western de tono clásico, de una intensidad muy disfrutable, donde el maniqueísmo aflora según los cánones establecidos, y con una buena reproducción de todo el folklore propio del oeste gracias a su buen diseño de producción y fotografía. Si no consigue ponerse nunca al galope es por preferir no tomar riesgos optando por la balística de la metralleta, rápida y eficaz, en lugar del revolver, reflexivo y valeroso.


Valoraciones:

Personal: 6 
Filmaffinity: 5,9
Metacritic: 6,3
Rottentomatoes: 63%

IMDb: 6,9

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