Demi-pointes bajo un foco de luz directo, plano medio en movimiento controlado, música y cámara unidos en un dualidad atmosférica perturbadora, y un público (nosotros) expectante. La primera secuencia vuelca las manos, destapa las cartas, y demuestra que lo ambicioso y/o pretencioso por algunos de Darren Aronofsky y su mensaje nunca lo sea en forma, ya que esta viene de frente, sin embuste ni deseo de abarcar más de lo que en un inicio se dicta. Queda claro desde aquí, minuto tres, la impecable labor técnica y poderosa atracción visual figurando como herramientas al servicio de la trama, una historia emocional.