Las series de televisión cuentan en su círculo con cada vez más acérrimos, ya sea por su formato, duración, o medio (internet en realidad), lo cierto es que me atrevería a decir que nunca ha gozado de tanta popularidad como en la actualidad. Y como el norte necesita del sur o viceversa, existen también quienes reniegan de lo episódico argumentando, muy probablemente en base a una experiencia previa, que si bien el visionado puede llegar a ser entretenido y satisfactorio, el resultado suele venir falto de contenido (mucho lerele y poco larala), quedando además el producto desvirtuado por el paso de las temporadas y la necesidad de prolongación.