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domingo, 21 de enero de 2018

'Jumanji: Bienvenidos a la jungla', ¿donde están los dados?



En 1995 Jumanji tocaba a tambores y ofrecía una película que si bien no era perfecta, era memorable. Mosquitos de un tamaño no vistos ni en Tailandia, una casa convertida en un acuario lleno de cocodrilos, monos creando el caos, estampidas de animales, un cazador que de verdad transmitía peligro…, cada vez que rodaban los dados la película daba un vuelco, era impredecible. Su ritmo y su idiosincracia estaban en esos elementos cuadrangulares que en ‘Jumanji: Bienvenidos a la jungla’ han sido sustituidos por los mandos de una videoconsola.

Y no es mala la idea pues además de contextualizar la secuela, actualizarla, este nuevo formato permite la incorporación de elementos y particularidades propias del mundo gamer. Sin embargo, en ese salto de plataforma analógico-digital parecen olvidarse del concepto original - y mira que lo tenían fácil a través del sistema de niveles -. Así, donde la ‘Jumanji’ de los noventa era aventura y desmadre, un derroche de personalidad que enamoraba a cualquier adolescente, ‘Jumanji: Bienvenidos a la jungla’ es una comedia de acción para toda la familia construida para permitir al padre, que por aquel entonces era adolescente, ir al cine con su hijo y quedar ambos moderadamente satisfechos. Una inteligentísima decisión comercial que, por contra, da lugar a una película olvidable, lineal y anodina. 


La idea de invertir los roles funciona de forma desigual. De un lado el argumento: ya no es Jumanji el invasor si no viceversa, un giro de tuerca interesante, fresco y totalmente válido como para justificar una continuación. Por el contrario los personajes, transformados al entrar en Jumanji en una versión de si mismos contraria a la real que no deja espacio más que para el chascarrillo. Avatares con un cambio tan drástico que se antojan demasiado obvios - pardillo-lider, fuerte-débil, fea-guapa, pija-gordo -, y que, cuando tratan de reflexionar sucintamente sobre la identidad adolescente, caen en la desgana.

A Dwayne Johnson jamás te lo crees como ese personaje gallina que se supone que es, el doblaje al castellano tampoco le ayuda. Kevin Hart trata de sacar la risotada de cuando en cuando, lo consigue en ocasiones. Karen Gillan interpreta a esa mujer sexualizada que, sin vergüenza ni pudor, lanza una pequeña bofetada a un cierto sector extremista de la sociedad habituado a exigir desde las sombras libertades y censurar a todo aquel que no cumpla con su doctrina. Finalmente Jack Black, brillante interpretación, es quien más juego da gracias a ese cambio de sexo ya muchas veces visto en pantalla pero que sin embargo funciona. Aunque también supone, a gusto del que esto subscribe, una oportunidad desperdiciada por parte de su director, Jake Kasdan, para haber dado un paso adelante y crear una cinta muchísimo más valiente y educadora. Introducir la trama romántica en torno a el/ella hubiese sido una bonita forma de tratar sobre el amor hacia la persona, independientemente del género. Un mensaje de tolerancia que no se da en la trama romántica tan manida y aburrida que finalmente se ofrece.



’Jumanji: Bienvenidos a la jungla' no es una mala película, su ritmo es ligero y la trama no se hace pesada aún siendo plana, previsible y contar con un villano cuyo mayor peligro es el de ordenar a “masillas”. Un Van Pelt que en la original, con todos sus defectos, era un personaje brutal que podría haber sido el nexo de unión perfecto para crear un mundo conectado entre ambas películas - el homenaje que se hace a Alan Parrish es meramente anecdótico -. En definitiva una secuela que consigue ser agradable y entretener, pero sin más, sin nada que aportar, y aún así, los tambores volverán a sonar…

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