Cada uno de sus actos trata de emular a “El color púrpura (1985, Steven Spielberg)” o “Criadas y señoras (2012, Tate Taylor)”, pero no en tono, fuerza, delicadeza o subgénero (racismo), son las condecoraciones que estas consiguieron lo que busca. Las penurias de un colectivo o la particularidad de un individuo no importan, es su entorno el que lleva el peso de los tiempos, el devenir de los intérpretes no importa, es la lágrima en la butaca su cometido, el estímulo por contar una historia no importa, son los Oscars lo que se pretende. No, los negros no importan parece decir.
Si el interior, el alma, es prácticamente olvidado, el exterior se muestra parco y simple, incluso vulgar por momentos. Se pretende hacer un ejercicio histórico con final catártico. Se pretende definir y contextualizar con siquiera cabecera elementos tan densos como el mandato de varios presidentes americanos, Ghandi, Martin Luther King, Malcolm X, el ku klux klan o los panteras negras. Se pretende todo ello además sin pausa ni asimilación, tan superficial como el primer párrafo de la Wikipedia. Y si empiezo cada línea con el verbo pretender, es por ser este quien mejor define la cinta, pretenciosa.
La consecuencia más inmediata del fútil interior/exterior es la indiferencia. A lo largo de sus más de dos horas de metraje, hay momentos en los que se busca impactar, esta película esta construida para promover sensaciones, pero la reacción es inocua. Eres consciente de estar ante un momento dramático, pero se percibe tan ajeno como los libros de historia. Al igual que con Precious, Lee Daniels se muestra incapaz de emocionar, a pesar de ser este su principal objetivo, dando como resultado un producto manufacturado, fallido y superficial.
En la vertiente interpretativa reseñables aunque casi inexistentes son Clarence Williams III, Cuba Gooding Jr, Robin Williams o Terrence Howard. Brava se muestra una sorprendente Oprah Winfrey, poderosa en el papel estereotipo de mujer negra, quizás interpretándose a si misma (por lo poco que he alcanzado a ver de ella en televisión). Por su parte Forest Whitaker se mantiene firme, su rostro (su mirada) expresa opresión, libertad y personalidad cada vez que se le permite, trata de hacer suya la historia, pero lamentablemente se lo impiden. No obstante, no descartaría una nominación de ambos para las estatuillas doradas, lo que sin duda en el caso de Oprah, ayudaría a mantener la tendencia alcista experimentada durante la última edición de los Oscars.
A pesar de lo escrito, no se trata de una película suspensa, el enfoque de alta alcurnia alejado del esclavismo se muestra interesante, la realización se muestra competente, el nivel interpretativo es muy digno y en general sin grandes dones, tampoco presenta mediocridades. Esto sería respetable si por el camino no utilizara la cultura de barrio en pos del sensacionalismo más chabacano, apartando del espectador esa gran historia detrás de Cecil Gaines, despojándolo de entidad, sirviéndose de el como un "simple" negro doméstico.
Valoraciones:
Personal: 5
Filmaffinity: 6,6
Metacritic: 6,7
Rottentomatoes: 6,8
IMDb: 6,6
Es una cinta que no me llama demasiado la atencion, pero curiosamente, con la FIESTA DEL CINE, ha funcionado bien en taquilla.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por pasarte por "DE FAN A FAN".