El deporte, por su capacidad masiva, siempre ha sido foco de atención de la industria cinematográfica con fortuna dispar. Previsibles, lineales, o grandilocuentes, lo cierto es que también han ido siempre ligados a la emoción y pasión propia de la competición. Y bajo ese velo deportivo asoma en no pocas ocasiones una historia de superación, comprensión, determinación, sacrificio, que suele culminar con un cierre de tinte glorioso y sabor ameno. ‘Tiro de gracia’ es una película aséptica, no tiene los elementos propios del género, pero tampoco ofrece otros. No tiene entrenador, ni medios, ni casi equipo.
La trama afectiva con la que se pretende empatizar más allá de la propuesta deportiva, que en este caso versa sobre el fútbol americano, es la de aceptación personal. Roy, Ryan Gosling, no es del género rudo que tanto se precia y admira en el pueblo, lo aspira en contra de su personalidad más suave y se desfonda en el intento sin nunca llegar a serlo. La premisa, que parece interesante, no esta mínimamente desarrollada y queda en un batiburrillo inconcluso solamente hilado al final. Y no es que su desenlace por resolutivo haga encajar las piezas previas o las mejore, si no que evidencia lo inútil de estas.
El guión y la dirección es meramente testimonial y de estilo televisivo, planos de poco o nulo interés, diálogos sin personalidad, y un ritmo al tran tran que avanza sin demasiado mando, ni siquiera las escenas deportivas tan agradecidas por naturaleza consiguen atraer. No en vano sus responsables, Alex Smith y Andrew J.Smith, previo y posterior a la realización de esta ‘Tiro de gracia’ solo cuentan en su bagaje con producciones para la pequeña pantalla. Fotografía y música ofrecen el mismo nivel carente y algo mejor están los interpretes.
David Morse interpreta al peculiar entrenador en un entorno donde la diferencia no es aprobada. Su personaje es el más grande en pantalla y quien trata de destapar, y dar algo de sentido así, los dilemas morales a los que se enfrenta nuestro personaje protagonista. Un Ryan Gosling al que tanto por rol, apariencia física y trato se le sigue apreciando como una joven promesa pero sin identidad propia, habría de esperar a sus dos próximas películas para definirse, cine independiente y romance.
La trama utiliza el deporte como medio para dar sentido a un personaje que trata de olvidar quien es y adaptarse. Irónicamente, sin tratarlo ni pretenderlo lo que se convierte en olvidable es la propia cinta, aconsejable para ver de fondo y oír casi sin escuchar.
Valoraciones:
Personal: 3
Filmaffinity: 4,9
Metacritic: 6,5
Rottentomatoes: 5,9
IMDb: 6,1
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