¿Es la máquina consciente de jugar al ajedrez o simplemente juega al ajedrez?. Los postulados de Alan Turing, sobre los que discurre esta obra, dictan que si una maquina se comporta en todos los aspectos de una manera inteligente, entonces debe ser inteligente. Y es esa barrera, la que marca la diferencia entre la inteligencia y la consciencia de la propia inteligencia, lo que sirve a Ex machina como hilo conductor de una historia magnética, reflexiva y exigente.
Dirige por vez primera Alex Garland, conocido principalmente por haber escrito dos películas de Danny Boyle: ’28 días después’ y ‘Sunshine’, y sin apenas preámbulo - ni necesario -, cierra la puerta de ese habitáculo diseñado para el estudio, único escenario de lo que esta por acontecer. Inquieta ya desde ese momento, y desde entonces, avanza con efectividad a un ritmo frío y sosegado alejado de artificios pirotécnicos y paisajes macro futuristas. Concretando un ejercicio de cámara con ésta al servicio de la historia y no a la inversa, como cierta galardonada de altos vuelos llamada 'Birdman'.
Su coherencia visual es total con el estilo pretendido, mezcla de minimalismo y futurismo, dejando imágenes de gran belleza y atracción tanto en interiores como en esos hipnóticos exteriores rodados en Noruega. El guión, también firmado por Alex Garland, hace gala de una astucia plenamente consciente apoyada en la estructura propia de los thriller y la dosificación de información. La presentación mediante rótulos del avance en la investigación, las tarjetas delimitadoras de espacio, las caídas energéticas, el juego de luces…, todo esta pensado. Quizás adolezca de cierto desequilibrio en cuanto al desarrollo de las relaciones establecidas, especialmente acuciado en la relación entre la ginoide y su analista, lo que hace dudar por momentos acerca de las reacciones de los personajes, pero dichas irregularidades se subsanan en un final solido y muy cuidado.
Una historia de ciencia ficción donde lo más importante son sus tres personajes protagonistas, bien interpretados y caracterizados en un gran trabajo de diseño de vestuario - esos pies desnudos, el sobaco, los vestidos que humanizan, las camisas… -. Alicia Vikander da vida a Ava, quien deberá probar que su inteligencia no lleva nada de artificial; Oscar Isaac es el genio tecnológico, excéntrico y creador de Ava; y Domhnall Gleeson el introvertido programador encargado por sorteo de poner a prueba la inteligencia de Ava. Ninguno de los tres desmerece, pero es Alicia Vikander quien más destaca especialmente cuando en el tramo final - SPOILER - se descubre su naturaleza y nos acerca al cine y la literatura de horror que tanto frecuentaba Lovecraft. - FIN SPOILER -
Ex Machina bebe de muchas otras obras con robot mediante, sin embargo, a mi mente acude ‘La piel que habito’ (Pedro Almodovar, 2011) por el encierro, la paternidad, la creación. En definitiva, una película sugerente, elegante a la vista y con un regusto a trascendental de ese que gusta comentar al terminar, puede que su ritmo y falta de condescendencia con el espectador no la haga apetecible para todos, pero sin duda alguna es una de las mejores películas de 2015.
Valoraciones:
Personal: 8
Filmaffinity: 7,1
Metacritic: 7,7
Rottentomatoes: 8,1
IMDb: 8
Está gustando bastante, mi acompañante salió muy satisfecha. A mí la verdad me parece que promete mucho con tanta explicación continua y luego da poco. Está dirigida con pulso, pero me terminó pareciendo un Blade Runner muy descafeinado.
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