Desde su argumento, antes siquiera de mostrar su primer plano, Philomena consigue posicionar al espectador muy a favor de su personaje protagonista. Una mujer, hoy ya anciana, que tras morder la manzana y cometer pecado carnal será presa de una institución feroz, auto proclamada brazo ejecutor de un dios que castiga con la opresión y la extorsión laboral mientras eso si, bajo un régimen de visitas madre e hijo inhumano, alimenta y cría un bastardo hasta que mediante suma monetaria sea entregado a unos pudientes y norteamericanos padres de acogida, siendo este el final de su unión familiar.