Anthony Hopkins ganó el Oscar en 1991 por su interpretación en ‘El silencio de los corderos’, creando un personaje parte ya del acervo cinematográfico popular. Dicha fama fue la que dio luz verde a este proyecto. La idea de conocer en mayor profundidad a Hannibal Lecter, su entorno, los recovecos de su mente, su metodología, era una éxito de audiencia seguro. Tres temporadas después la serie fue cancelada, el público la abandonó, precisamente por no haber estado nunca al servicio de Lecter y si al del lucimiento personal de sus creadores. Quisieron ir de transgresores, hacerse notar, estar por encima de un mito cinematográfico y el resultado es un producto en su conjunto burdo, descolocado, sin clase ni finura, algo que nunca se podría decir del verdadero Hannibal Lecter.