Es necesario acudir a los títulos de crédito para confirmar ante uno mismo que, en efecto, ‘Una vida en tres días’ responde a la autoría de Jason Reitman. Contrario a su identidad fresca y original, su quinto largometraje se muestra convencional y falto de chispa al intentar dotar de reminiscencias clásicas este melodrama romántico que, como si el último día de verano fuera - su título original es ‘Labor Day’, día del trabajador, que a su vez marca el fin del verano en Estados Unidos -, trata de apelar a lo melancólico para conectar con el espectador, cosa que no consigue.