Capitán Philips es un thriller de acción sincero, hecho irrefutable tras presenciar las dos secuencias iniciales donde se hace una clara analogía entre mundos, todos somos iguales y es nuestro entorno quien da lugar a nuestros actos. Esta premisa se va a mantener constante, pues uno de los grandes aciertos del film, es que no se demoniza a los asaltantes.
En ruta comercial destino Mombasa (Kenia), el buque carguero Maersk Alabama traza su linea de trayecto a través del Golfo de Adén, colindante con una costa de Somalia amenazada por actividad pirata. La privación del sustento natural del pueblo, la pesca, “obliga” al antiguo pescador somalie a buscar en la mar un nuevo sustento, es un pirata secuestrado por las circunstancias. Motivos no del todo expuestos durante el metraje, y sabidos estos al estar la historia basada en un hecho real ocurrido en el año 2009.
Dos mundos que son el mismo enfrentados, si al inicio el guión escrito por Billy Ray basado en el libro homónimo llega a cautivar por su contenido reflexivo, la secuencia del abordaje engancha por su intensidad. Paul Greengrass es capaz de ofrecernos un espectáculo donde en todo momento sabemos lo que sucede, fomentando la ilusión de estar ante la realidad. La puesta en escena es abrumadora, los planos en abordaje de las zodiac son increíbles, y no solo es intensa, saboreas la sal del propio mar, se siente real.
Es aquí donde los dos protagonistas demuestran ser dos grandes protagonistas. Tom Hanks, que suena para el Oscar, es creíble no por súper héroe, si no por obrar como presuponemos debe hacer un capitán, actúa desde la calma profesional, sin aspavientos ni excentricidades. En el otro bando, los somalies están liderados por Barkhad Abdi - interpretando por vez primera una obra cinematográfica -, sorprendente, su Abduwali Muse genera inquietud y expectativa, inspira terror y “calma” en una misma toma. Y si bien ambos van a cercar la excelencia durante todo el metraje, ni cinta ni interpretación igualan lo ya conseguido.
El tramo que sigue es el más irregular, alrededor de media hora donde se pretende crear interrogantes en torno al desenlace, y que a pesar de resultar fallido por previsible, se antoja necesario como antesala final. Un cierre excesivo, “peliculero”, muy bien resuelto no obstante, destacando una fotografía que brilla en la oscuridad y el aire, y de nuevo, un dinamismo en el uso de la cámara que administra con precisión milimétrica y oportuna las dosis necesarias de acción y tensión.
Una obra tensa y tan espectacular como real, y no por estar “basada en hechos reales” - mírese ‘Lo imposible’ (J.A. Bayona 2012) -, si no gracias al estilo narrativo y la dirección. Bien es cierto que a mitad de metraje deriva en cierta medida sin llegar a recuperar las cotas previamente alcanzadas - siendo esto comprensible ante un inicio abrumador -, desencadenando en un final que complace gustosamente. En definitiva, un conjunto notable que te deja con un buen sabor a sal.
Valoraciones:
Personal: 7,5
Filmaffinity: 7,2
Metacritic: 8,3
Rottentomatoes: 8,3
IMDb: 8,1
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