Demi-pointes bajo un foco de luz directo, plano medio en movimiento controlado, música y cámara unidos en un dualidad atmosférica perturbadora, y un público (nosotros) expectante. La primera secuencia vuelca las manos, destapa las cartas, y demuestra que lo ambicioso y/o pretencioso por algunos de Darren Aronofsky y su mensaje nunca lo sea en forma, ya que esta viene de frente, sin embuste ni deseo de abarcar más de lo que en un inicio se dicta. Queda claro desde aquí, minuto tres, la impecable labor técnica y poderosa atracción visual figurando como herramientas al servicio de la trama, una historia emocional.
Y es emocional porque a pesar de ser Natalie Portman la que centra todas las atenciones, no es ella la protagonista si no la obsesión, la presión y en última instancia la locura. Sentimientos y sensaciones incorpóreas que transfieren el cuerpo y toman forma plasmándose en pantalla de manera entendible y digerible, factor que la hace gustosa para el público y reacia para cierto sector crítico.
No hay un desarrollo complejo en torno a los personajes porque estos no son primordiales. Sin embargo, la sensación positiva y de empaque que generan viene gracias a unas interpretaciones magnánimas. Vincent Cassel narcisista director quien excusa los medios por la pasión, Barbara Hershey limitando horizontes, Winona Ryder presa de la desesperación, Mila Kunis enemiga pasional y atractiva (la que más) y Natalie Portman. Otorgada por méritos con el Oscar, entre otros, su interpretación es como requiere frágil y creible, implícita además de una labor física y preparatoria importantísima a la que se une la necesidad de interpretar. Un papel trabajado sin descanso y donde, literal y metafóricamente, se deja la piel.
La fotografía, obra del habitual por Aranofsky Matthew Libatique, incide sobre la iluminación y es magnifica. El diseño de sonido es soberbio, Clint Mansell sabe generar más allá de un leitmotiv atronador como es ‘El lago de los Cisnes’ (Chaikovski, 1877). La dirección de actores es igualmente elogiable así como la planificación de escenas espectacular, mención especial a los tramos protagonizados por el ballet del cisne negro. En igual sintonía la atmósfera creada mantiene tenso e incómodo al espectador durante todo el metraje, factor este apoyado en un diseño de producción de blanco y negro únicamente coloreado para mostrar la niñez del personaje. Elementos todos que engrandecen un guión más bien sencillo, Nina (Natalie Portman) una académica bailarina plenamente dedicada consigue el papel de su vida, y tras él, la obsesión en busca de la perfección la conducen a un estado donde resulta difícil discernir realidad de ficción.
Un thriller psicológico con toques ciertos y cercanos al terror, perturbadora en su atmósfera e impecable en su técnica. Imágenes de gran poder visual y grandes interpretaciones son la gran virtud de un guión algo enmarañado pero que no obstante ofrece un final totalmente satisfactorio.
Valoraciones:
Personal: 8
Filmaffinity: 7,6
Metacritic: 8
Rottentomatoes: 8,2
IMDb: 8,1
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