Desde su argumento, antes siquiera de mostrar su primer plano, Philomena consigue posicionar al espectador muy a favor de su personaje protagonista. Una mujer, hoy ya anciana, que tras morder la manzana y cometer pecado carnal será presa de una institución feroz, auto proclamada brazo ejecutor de un dios que castiga con la opresión y la extorsión laboral mientras eso si, bajo un régimen de visitas madre e hijo inhumano, alimenta y cría un bastardo hasta que mediante suma monetaria sea entregado a unos pudientes y norteamericanos padres de acogida, siendo este el final de su unión familiar.
Una historia de ángeles y demonios donde el tono bien podría haber sido el reprensivo, duro y ejecutor empleado en el primer párrafo. Sin embargo, esta historia real basada en el libro de mismo nombre obra de Martin Sixsmith y guionizada para cine por Steve Coogan y Jeff Pope, decide mitigar y casi olvidar el mal, enalteciendo y prevaleciendo el bien. Una narración blanca, con encanto y de “interés humano” donde reír, empatizar y, según el caso, llorar.
Así, cincuenta años desde ese nacimiento involuntario, junto a un periodista casi opuesto en personalidad, Philomena Lee da un paso en pos de su retoño y búsqueda. Y es siempre junto a ellos con quien avanza la cinta durante toda su extensión. Padece de afán por involucrar al espectador en favor de, y con ello roza en ocasiones la barrera de lo melodramáticamente aceptable, evitando la repulsión en base a dos magníficas interpretaciones y un humor muy acertado.
Mantiene el equilibrio Stephen Frears entre el drama, humor, encanto e indignación. Una dirección sencilla pero eficaz, funcionando a la perfección como una especie de “road movie” y activando y desactivando el mecanismo más sensiblero cuando requiere, aún con ese sobre exceso comentado. Su gran bastión reside en la alternancia de dos personajes opuestos intercambiando diálogos con una gran naturalidad, frescura, ingenio y gracia. Humor inteligente y entrañable que va desde lo banal a lo personal, el carácter cínico, hastiado y suspicaz de Martin Sixsmith casa a la perfección con la candidez, inocencia y gran personalidad de Philomena.
Judy Dench a sus 79 años maneja a la perfección los pasajes más lacrimógenos que en otro rostro e interpretación en lugar de verosimilitud, vitalidad y empatía, bien reflejarían producto, telefilme y sobreactuación. Le va a la zaga conformando así dos interpretaciones loables un Steve Coogan incrédulo, cercano e iracundo cuando toca, capaz de hacer evolucionar de forma paulatina y sin brusquedad un personaje que lo demanda.
Philomena es un filme que busca agradar y emblandecer mediante la sonrisa suave, siendo la trama además aún de actualidad para la memoria española, caso Sor Maria. Una película gustosa de ver, sencilla, y que sin ser rompedora o excepcional gustará a un gran espectro de personas, siempre y cuando no sobrepase la barrera individual de lo melodramáticamente tolerable, ya que en tal caso, podrán sentirse agredidos y/o demasiado conducidos.
Valoraciones:
Personal: 7
Filmaffinity: 7
Metacritic: 7,9
Rottentomatoes: 7,9
IMDb: 7,8
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