El síndrome de Stendhal, también conocido como síndrome de Florencia ya que fue allí donde se experimentó por antonomasia, es una enfermedad psicosomática que causa un elevado ritmo cardíaco, vértigo, confusión, temblor, palpitaciones, depresiones e incluso alucinaciones cuando el individuo es expuesto a la exuberancia del goce artístico. Hablando en plata, la ciudad es tan espectacular que te vuelves, literalmente, loco. ‘Da Vinci’s Demons’ parece querer rendir un homenaje al término, conformando una serie de acción, descubrimientos, traiciones, cierta oscuridad, fantasía, ambientación histórica, y con una bellísima recreación de Florencia por fondo.
Visto el primer capítulo de la segunda temporada, “la sangre del hombre”, el cual se estrena el próximo lunes 31 de marzo a las 23:10 por Fox, me atrevería a decir que se atisba una temporada continuista, y con (por el momento) derecho propio. Bien es cierto que la trama aún tiene capacidad de exploración y explotación antes de su agotamiento, existiendo indicios hacia nuevos escenarios, personajes, quizás ahondar en el pasado de lo más queridos, diversificar hilos dramáticos, e incluso simpatizar (si lo hacen correctamente) con el bando rival a través de Girolomo Riario, un personaje que no deja de crecer. Sin embargo, lo más evidente tras el visionado de este inicial es que no se atisban grandes cambios en su desarrollo, sus señas de identidad junto a sus virtudes y flaquezas permanecen inalteradas.
Tenemos un pretexto histórico interesantísimo, el Renacimiento italiano, desde el que se crea una atmósfera con personalidad propia en torno a una ciudad espectacular, para el que haya visitado Florencia cada plano general sorprende e inspira dulce melancolía. Se construye así un universo que mezcla “historia”, fantasía, ciencia y magia recayendo en un vivaz y jovial Leonardo Da Vinci (Tom Riley), el mantener la atención de cada episodio en pos de descubrir que nuevo cachivache será producto de su genialidad. Descritas sus mayores virtudes, destacar como flaqueza su duración ya que siendo Da Vinci’s Demons una serie de consumo rápido, con todo lo bueno y malo de ello, su casi hora de duración por capítulo se me antoja excesiva.
La nueva temporada ideada por David S. Goyer va a seguir gustando a aquellos que ya conectaron con ese héroe espadachín de la segunda mitad del siglo XV, esa mezcla entre Sherlock y MacGyver que continua donde le dejamos, con la conspiración Pazzi en su máximo apogeo, y como le dejamos, resolviendo enigmas en este caso médicos y sumergido en una obsesión que ya no es solo suya. Junto al protagonista, en una unión mortal e ingeniosa al final de este primer episodio, volvemos a encontrarnos con Lucrecia Donati (Laura Haddock / Angelina Jolie), Zoroaster (Gregg Chillin), Nico Machiavelli (Eros Vlahos), Girolamo Riario (Blake Ritson) y el furibundo, moribundo Lorenzo de Medici (Elliot Cowan). ¿Alguien ha dicho ganas por ver la torre de Pisa?.
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