Locke ahonda en la introspección de un personaje quien aún con la posibilidad de seguir siendo un ángel decide asumir la acción que lo convierte en demonio, la determinación de seguir adelante con la decisión tomada a pesar de con ello dejar mucho atrás, es responsabilizarse de una grieta que nunca debió existir y que ahora amenaza con derribar la edificación de toda una vida. ¿Debería dar marcha atrás?.
Algo menos de hora y media de cine narrativamente experimental por abandonar los cánones y la estructura propia del cine occidental. No hay emoción ficcional ni un tempo organizado con el que implicar al espectador, este no se tiene en cuenta más que como observador no participe. No hay thriller, ni drama, no hay género más que “sólo” un pedacito de historia acerca de la redención y la asunción transcurriendo casi a tiempo real en el interior de un vehículo.
Un BMW de alta gama que sirve como cobijo, purgatorio y única localización de un guión que circula sin sorpresas siempre en línea recta. Sus diferentes campos de acción son representados mediante llamadas telefónicas muy bien sonorizadas - recrean sin problemas una atmósfera aún sin verla - pero faltas de sutilidad y desarrollo. La información es demasiado asimilable y reiterativa - estrés laboral, calidez familiar, oscuro pasado, presente ambiguo - sumando así kilómetros sin modificar la velocidad en una autopista que tiene el riesgo de caer en la monotonía.
Steven Knight consigue crear una pieza muy rica a nivel visual a pesar de contar con un presupuesto escaso, ocho días de rodaje, y las limitaciones propias de ceñirse a un único escenario. El aquí director y guionista, artífice del popular programa televisivo ‘¿Quien quiere ser millonario?’ así como del libreto de ‘Promesas del este’ (David Cronenberg, 2007) y ‘Negocios ocultos’ (Stephen Frears, 2002), se sumerge en una noche llena de reflejos, un montaje dinámico con innumerables tiros de cámara, y un actor que sabe aguantar el plano. Tom Hardy controla la carretera, el volante, la mezcla, el teléfono, el retrovisor y sigue adelante, una actuación persistente y efectiva capaz de sobreponerse incluso a un hijo que puede llegar a resultar ridículo.
Ivan Locke ha tomado una decisión y es recomendable su visionado aun con reticencias. Una película que apunta a culto y que si bien esta demasiado contenida, falta de chispa y curvas, bien merece darle una oportunidad por lo honesto de su desarrollo, planteamiento, estilo y buena mano en dirección e interpretación. Habrá a quien no le guste, pero no es un desperdicio.
Valoraciones:
Personal: 7
Filmaffinity: 6,4
Metacritic: 7,4
Rottentomatoes: 7,6
IMDb: 7,1
A mí me pareció una espléndida película sin fisuras. Un guión redondo.
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