Es necesario acudir a los títulos de crédito para confirmar ante uno mismo que, en efecto, ‘Una vida en tres días’ responde a la autoría de Jason Reitman. Contrario a su identidad fresca y original, su quinto largometraje se muestra convencional y falto de chispa al intentar dotar de reminiscencias clásicas este melodrama romántico que, como si el último día de verano fuera - su título original es ‘Labor Day’, día del trabajador, que a su vez marca el fin del verano en Estados Unidos -, trata de apelar a lo melancólico para conectar con el espectador, cosa que no consigue.
Cojea y sangra desde el primer encuentro en su concepción del entorno, y no por cuenta de una premisa enrevesada, interesante y llena de posibilidades, sino por la incapacidad de desarrollar ese punto de partida de manera verosímil. La trama se aprecia como algo impostado, poco creible e incluso risible por momentos, un lastre demasiado pesado para una historia intimista donde debería primar la emoción. Ese ánimo al que se intenta llegar rogando empatía hacía los protagonistas por medio de unos fallidos y mal medidos flashbacks. Todo ello, unido, contribuye a percibir lo contado desde la lejanía, la parsimonia y la indiferencia.
Guionizada por el propio Jason Reitman a partir de la novela ‘Como caído del cielo’ obra de Joyce Maynard, el epicentro de lo narrado se da en un periodo de tiempo que abarca cinco días - y no tres como invita a pensar el erróneo título español -, donde un santo homicida a la fuga, Frank, se liga - en su concepción de unión y seducción - a Adele, un alma desalmada, solitaria y necesitada responsable de un joven, Henry, a las puertas del despertar sexual y totalmente desubicado en su rol - no sabe si debe ser padre, hijo, o marido -.
Desde la dicotomía de un secuestro consentido pero obligado, pasando por la ambigüedad del secuestrador, o el posible conflicto de lazos que pudiera surgir en una alianza a tres, el espectro de posibilidades con el que contaba la cinta esta desaprovechado en favor de una historia de amor tan absurda como idealizada. Enaltecida por una afligida Kate Winslet - en un papel ya visto antes -, junto a un enigmático Josh Brolin - que vendría a ser el protagonista antagónico propio del cine de Jason Reitman -, ambos logran dar cierto empaque a sus personajes aún sin llegar a estar sobresalientes, corriendo peor suerte el monocorde Gattlin Griffith.
‘Una vida en tres días’ no es un completo desastre, ya que es más bien liviana y conserva cierto sentido del ritmo suficiente para mantener la atención, sin embargo se le ha de exigir más a un director que no contaba con tropiezo alguno, y no un mero pastel de melocotón fuera de época, endeble y frío.
Valoraciones:
Personal: 5
Filmaffinity: 5,9
Metacritic: 6,7
Rottentomatoes: 5,2
IMDb: 6,9
Especial Jason Reitman
0 comentarios:
Publicar un comentario