Ahora mismo en el ruedo con Prisioneros, número uno en USA y camino del número uno en España según me arriesgo a aventurar, Denis Villeneuve obtuvo su primer reconocimiento con Next Floor (2008), recibiendo premios en Cannes, Toronto o Sitges entre otros, y en el que pueden apreciarse las lineas ya marcadas de su cine, incertidumbre e imagen.
La sinopsis oficial es la que sigue: “Durante un lujoso y opulento banquete, once huéspedes consentidos participan en lo que parece ser una matanza gastronómica ritual. En este universo grotesco y absurdo, una secuencia inesperada de acontecimientos desestabiliza la eterna sinfonía de la abundancia”.
Un cortometraje sobre el señorío del sistema de clases en el que poco a poco penetra también la figura femenina. Una disyuntiva que parece ser aceptable en el siglo XXI pero que arrastra las mismas deficiencias de épocas anteriores. Donde la ley del más fuerte impera quien insaciable llenará su estómago sin miramientos, y es lo que el resto, deberá acatar y seguir si quiere sobrevivir, pues la “luz” siempre va con ellos.
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