Llamada a ser protagonista, y con merecimiento, en la avalancha ceremonial que se nos aproxima, ’12 años de esclavitud’ se percibe poco original ya que el racismo o el “cine de esclavitud” se desarrolla conforme a una estructura ya conocida que dificulta la sorpresa, el drama se ve ligeramente afectado ya que la cinematografía previa nos ha preparado, o eso creíamos. ‘El color púrpura’ (Steven Spielberg, 1985), ‘Criadas y señoras’ (Tate Taylor, 2011) o 'El mayordomo' (Lee Daniels, 2013) son parte de una lista con la cual comparte núcleo, pero que difiere por sus particularidades, aquellas que logran conformar un conjunto excepcional, bien manufacturado e interpretado.
Una de sus grandes particularidades viene de la mano de Steve McQueen, su director, quien le da el tono y pulso adecuado. Se muestra explícito pero no morboso, violento pero no demagogo, huye de la recreación vanidosa y en cambio muestra más de lo que ves. Un gran narración que exuda contexto, donde los fondos son parte protagonista, y los sentimientos de un ambiente, de una historia, se cuelan por todos y cada uno de los puntos del encuadre. Si le dan el Oscar, yo no voy a presentar objeción alguna.
La trama narra como un hombre libre es capturado, vendido y tiranizado por la esclavitud y como su implacable compostura, no exenta de flaquezas, es indomable. Dos horas y cuarto en las que un potente Chiwetel Ejiofor se ve respaldado por una ristra de secundarios para nada superfluos. Cada aparición contribuye y aporta, destacando por orden de interpretación y protagonismo a Lupita Nyong’o (desoladora), Michael Fassbender (colérico), Benedict Cumberbatch (su última aparición es tremenda), Paul Dano (‘Prisioneros’ - Denis Villeneuve, 2013), Brad Pitt, Sarah Paulson, Paul Giamatti, etc., mención merecen todos.
El ritmo, al que el espectador más despistado podría tachar de lento, es un ejercicio magistral de pulso. La sensación de tensar un plano mediante la expansión de su duración, ligeramente más allá de lo que los estándares nos tienen acostumbrados, logra un impacto emocional duro y directo, conecta. La fotografía luce en las sombras, y como todo el conjunto, contribuye en positivo. Como muestra entre otras, aquella secuencia en la que es apresado y donde la iluminación, las sombras, hablan por si solas.
’12 años de esclavitud’ es una buena historia magistralmente narrada, no juega a sorprender ni quiere, amparada frente y tras las cámaras se aleja del melodrama y la lágrima fácil, no da concesiones y aprieta la soga hasta la consecución de un final catártico, redentor. Auténtico cine.
Valoraciones:
Personal: 8
Filmaffinity: 7,8
Metacritic: 8
Rottentomatoes: 9
IMDb: 8,7
IMDb: 8,7
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