'After Earth', funeraria

Cuando se trata de debatir acerca de la obra fílmica de M. Night Shyamalan suele primar la mayor de las batallas. A un lado tenemos a todos los seres vivos que no tienen más objetivo que destruir - habitan el planeta Tierra -, en su opuesto están los exiliados - antiguos habitantes del globo terráqueo - aún creedores en el buen hacer del hindú. Tras tres años de espera las esperanzas se depositaban en un prometedor contexto de ciencia ficción tutelado por la familia Smith, sin embargo no solo no logran sobrevivir de su viaje si no que además consiguen poner en riesgo el devenir de la guerra. 

After Earth tiene poca defensa y se convierte por derecho propio en el primer gran fracaso de su director, puestos que incluso Airbender era entretenida y las demás grandes películas. Su concepción hierra al tratar de ser una película con conflicto paterno filial mezcla de acción, drama y ciencia ficción que no llega a casar y termina por no ser nada. Va por separado lo que pretende ser la proyección, con lo que es su director, y eso queda reflejado. Desmerece en igual medida su ejecución donde la imagen - excesivamente filtrada, limpia e iluminada - carece de personalidad.

No es Shyamalan un director de blockbusters, por mucho que su opera prima  - ‘El sexto sentido’ (1999) - cosechara un éxito propio al de estas súper producciones. No están sus habilidades dotadas para la explosión si no para la reflexión, como tantas veces ha reflejado en pantalla este mágico narrador. Se atisba incluso aquí, durante los 100 minutos de despropósito que forman After Earth, una tendencia reprimida hacia sus raíces, sus gustos, mucho más cómodo en terrenos dramáticos - los flashback - que en mal rodar una acción que no logra siquiera mantener la atención. Quizás podríamos rescatar la secuencia que se produce en vuelo, pero esta tan mal cerrada que pierde toda su efectividad.

Suicidio comercial es ver a Will Smith - célebre y querido por su carisma - en el papel de un comandante hierático que ni siente ni padece, más si cabe cuando la película pretende ser masiva llegando al mayor número de espectadores posibles. Si además el acervo popular adherido a la figura del padre trata de ser sustituida con la del hijo - desbordado y aún por hacer -, el resultado llega incluso a ser irritante.

Queda merecidamente oculta por lo negativo el aura de un director que incluso en tales circunstancias algo ofrece - muy poco la verdad -, como la dicotomía entre miedo y peligro que sugiere, que aún sin explotar ahí esta. Según la historia - ideada por Will Smith - el soldado perfecto sería aquel que no sintiera el menor atisbo de miedo, sin embargo esta producción deja aterrado a todo aquel admirador de su director, un desastre más allá de lo artístico o lo económico, ya que puede ser funeraria.

Valoraciones:

Personal: 4
Filmaffinity: 4,4
Metacritic: 4,2
Rottentomatoes: 3,8
IMDb: 5,0